La ducha

Abro la canilla más cercana. Es la fría, bien. Me contorneo hasta alcanzar la caliente y girar menos que ayer para no quemarme. Me saco el pijama, abro la cortina y noto la ausencia de toallas. Cuando hay una significa que Ana se bañó pero yo no, esta disposición me obliga a ir a buscar algo para secarse a un futuro yo.

Vuelvo al baño. Calculé mal, hay que ajustar la perilla caliente. Pongo un pie adentro, luego el otro. Veo todo desde arriba: El shampoo, el patito rosa y el naranja, el jabón, el acondicionador, el cepillo para las uñas. Todo parece tan lejano a mi alcance. Me pongo a pensar en la bañadera, en que algunas cosas nos atraen más por su potencia, por lo que podemos hacer con ella que por el uso que le damos...

last updated on 2020-08-28